¿Qué es el mercurio?
El mercurio es un metal pesado que se encuentra en el medio ambiente en diversas formas, como mercurio elemental, compuestos inorgánicos de mercurio y compuestos orgánicos de mercurio como el metilmercurio. Este metal es más conocido por su toxicidad, que es importante tanto para el medio ambiente como para la salud humana.
La exposición al mercurio se produce principalmente a través del consumo de pescado y marisco contaminado, siendo el metilmercurio la forma más peligrosa para el ser humano. Esta forma de mercurio puede acumularse en el cuerpo humano y dañar el sistema nervioso central, lo que es especialmente peligroso para las mujeres embarazadas y los niños. El daño cerebral y nervioso causado por el metilmercurio es irreversible y puede provocar diversos déficits neuropsicológicos.
El mercurio también puede absorberse a través de la piel o por inhalación de los vapores liberados durante la combustión o los procesos industriales. En el cuerpo humano, el mercurio se distribuye en diversos tejidos y se acumula en el hígado, los riñones y el cerebro. La desintoxicación y excreción del mercurio se produce, entre otras cosas, por unión al glutatión, un tripéptido antioxidante que desempeña un papel clave en el organismo en la descomposición de sustancias tóxicas.
Los efectos del mercurio sobre la salud están influidos por factores genéticos, en particular por polimorfismos en genes implicados en la síntesis y regulación del glutatión.
Dispersión ambiental
El mercurio entra en el medio ambiente a través de procesos naturales y antropogénicos y se distribuye en el aire, el agua y el suelo. Una parte importante del mercurio liberado procede de actividades humanas como la combustión de carbón, la minería y los procesos industriales. Una vez liberado a la atmósfera, el mercurio puede recorrer largas distancias antes de depositarse en los océanos o en las masas terrestres. En los sistemas acuáticos, el mercurio se transforma mediante procesos microbianos en su forma orgánica, el metilmercurio, que es muy tóxica y se acumula fácilmente en la cadena alimentaria. Esta bioacumulación da lugar a elevadas concentraciones de metilmercurio en los peces, especialmente en los depredadores, y penetra en el cuerpo humano a través del consumo de pescado.

Bueno saber
El mercurio se distribuye de forma desigual en el cuerpo humano, y la concentración plasmática depende en gran medida del tipo de mercurio ingerido: El metilmercurio se acumula en el cerebro, mientras que el mercurio inorgánico se almacena principalmente en los riñones.
Efectos toxicológicos
El mercurio, especialmente el metilmercurio, supone un riesgo considerable para la salud humana. Esta sustancia puede atravesar la barrera hematoencefálica y dañar el sistema nervioso central. Los efectos toxicológicos incluyen déficits neuropsicológicos, trastornos motores y deterioro cognitivo. Las mujeres embarazadas corren un riesgo especial, ya que el metilmercurio atraviesa la barrera placentaria y perjudica el desarrollo neuronal del feto. La exposición crónica también provoca daños a largo plazo en la salud de los adultos, que se manifiestan en pérdida de memoria, trastornos del habla y otros problemas neurológicos. El efecto tóxico del mercurio no se limita al sistema nervioso, sino que también puede provocar daños renales y cardiovasculares.
Medidas preventivas
Para minimizar el impacto del mercurio en el medio ambiente y la salud, se han introducido diversas medidas reguladoras en todo el mundo. El Convenio de Minamata, un acuerdo internacional, pretende reducir la liberación de mercurio en el medio ambiente y restringir su uso en la industria. Además, muchos países han introducido programas nacionales para vigilar y controlar la contaminación por mercurio, estableciendo límites estrictos a las emisiones de mercurio. Estas medidas contribuyen a reducir la contaminación mundial por mercurio y a minimizar los riesgos para la salud humana a largo plazo.