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¿Qué es el cilantro?
El cilantro (Coriandrum sativum) es una planta versátil de la familia de las umbelíferas que se utiliza como especia y como hierba. Las hojas, a menudo llamadas cilantro, tienen un sabor fresco y ligeramente cítrico, mientras que las semillas secas y molidas desprenden un aroma cálido y picante. El cilantro es un ingrediente esencial en muchas cocinas de todo el mundo, especialmente en la asiática, la mediterránea y la latinoamericana. La planta es rica en antioxidantes y tiene diversas propiedades beneficiosas para la salud, como antiinflamatorias y antimicrobianas. A pesar de su popularidad, existe una predisposición genética en algunas personas a encontrar el sabor del cilantro desagradablemente jabonoso, lo que se debe a la percepción de ciertos compuestos químicos de la planta.
¿Por qué a algunas personas el cilantro les sabe a jabón?
El sabor jabonoso que algunas personas experimentan al comer cilantro se debe a la percepción de ciertos compuestos químicos de la planta. Estos compuestos, llamados aldehídos, también se encuentran en el jabón y en algunos repelentes de insectos, lo que explica el característico sabor jabonoso. Curiosamente, la sensibilidad a estos aldehídos está determinada genéticamente.
Bueno saber
Alrededor del 10-20% de las personas en todo el mundo encuentran el cilantro jabonoso, lo que demuestra lo extendida que está esta diferencia genética.
Comparación de los sentidos del gusto y el olfato
Los sentidos del gusto y del olfato están estrechamente relacionados y desempeñan un papel crucial en la percepción de los sabores. Mientras que el sentido del gusto se localiza principalmente en la lengua y reconoce los cinco sabores básicos: dulce, ácido, salado, amargo y umami, el sentido del olfato se encuentra en la cavidad nasal y reconoce miles de sustancias olorosas diferentes. Los sentidos del gusto y del olfato trabajan juntos para crear una experiencia gustativa completa: el sentido del gusto proporciona los sabores básicos, mientras que el olfato aporta los aromas y matices complejos. Esta estrecha cooperación explica por qué un resfriado que afecta al sentido del olfato también restringe gravemente el sentido del gusto. Por tanto, las variaciones genéticas en los receptores olfativos, como las que se dan en la percepción del cilantro, pueden influir significativamente en la sensación gustativa global.